Arropada por más de un millón de personas que se agolpaban a las orillas del río Támesis, la reina Isabel II presidió un espectacular e histórico desfile de mil barcos (la que más barcos ha congregado en el mundo según el Libro Guinness de los récords) para conmemorar sus 60 años en el trono.
Con un tiempo típico inglés y unas temperaturas invernales, los londinenses disfrutaron de un espectaculo que no se repetirá en años, un desfile por el Támesis de mil góndolas, veleros, traineras, barcos militares, lanchas y embarcaciones de recreo pretendió rememorar los grandes acontecimientos fluviales del pasado inmortalizados por el pintor Canaletto en el siglo XVIII.
Una demostración de la grandeza de la familia real que ha vuelto a tener unos niveles de popularidad altos despues de los problemas (sobretodos de divorcios y escandalos) pasados
No sólo fue un desfile fluvial, los edificios al borde del Tamesis se sumaron a la fiesta: el National Theatre escenificó una escena de su obra War Horse en honor a la Reina, amante de los caballos, y sonó la música de James Bond al pasar ante la sede de los servicios secretos británicos.
El broche final lo pusieron la Orquesta Filarmónica de Londres y su coro que desde una embarcación, bajo una lluvia torrencial, interpretaron el himno Dios salve a la Reina y unos fuegos artificiales lanzados desde el Puente de la Torre, poco antes de que se volviese a cerrar.
Con un tiempo típico inglés y unas temperaturas invernales, los londinenses disfrutaron de un espectaculo que no se repetirá en años, un desfile por el Támesis de mil góndolas, veleros, traineras, barcos militares, lanchas y embarcaciones de recreo pretendió rememorar los grandes acontecimientos fluviales del pasado inmortalizados por el pintor Canaletto en el siglo XVIII.
Una demostración de la grandeza de la familia real que ha vuelto a tener unos niveles de popularidad altos despues de los problemas (sobretodos de divorcios y escandalos) pasados
No sólo fue un desfile fluvial, los edificios al borde del Tamesis se sumaron a la fiesta: el National Theatre escenificó una escena de su obra War Horse en honor a la Reina, amante de los caballos, y sonó la música de James Bond al pasar ante la sede de los servicios secretos británicos.
El broche final lo pusieron la Orquesta Filarmónica de Londres y su coro que desde una embarcación, bajo una lluvia torrencial, interpretaron el himno Dios salve a la Reina y unos fuegos artificiales lanzados desde el Puente de la Torre, poco antes de que se volviese a cerrar.
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